En nuestro recorrido por grandes valores que han experimentado un castigo notable en la Bolsa hemos dedicado esta sección, las dos últimas semanas, al gigante chino del comercio "on line" Alibaba y a la atribulada Volkswagen. Los caminos de ambas han sido dispares esta última semana ya que mientras Alibaba ha remontado más de un 5% en las últimas cinco sesiones, cerrando el pasado viernes a 63,2 dólares por acción, los títulos de Volkswagen se han dejado casi un 14% en su segunda semana de caídas, tras el escándalo de su engaño en los motores diesel. Si bien seguimos apostando por comprar acciones de la automovilística alemana en los niveles actuales o inferiores, lo cierto es que la reacción de la compañía ante la situación debería ser más contundente de lo que ha sido hasta el momento, y corre el riesgo de seguir cayendo si no adopta medidas más imaginativas.
Pero la verdadera campeona de los descensos esta semana pasada ha sido Glencore, el gigante de las materias primas que en mayo de 2011 protagonizó la mayor salida a Bolsa (hasta entonces) en la London Stock Exchange, y que, desde el momento de su estreno bursátil, ha generado en sus seguidores la misma extraña mezcla de "amor-odio", de "admiración-rechazo", que su propio fundador, el controvertido Marc Rich.
Glencore basó su propuesta a los inversores en la idea de que sus habilidades de "trading" (algunos dicen que muy cercanas al manejo de información muy valiosa y al acceso a los Gobiernos de países que dominan la producción de "commodities") eran un contrapeso ideal para sortear la inherente e inevitable "ciclicidad" de las materias primas. Bajo esta propuesta, que daba a Glencore una posición similar, "mutatis mutandi", a la que Goldman Sachs tiene en la banca de inversión, en la medida en la que se le atribuía la capacidad de manejar su balance de forma mucho más efectiva que sus colegas, Glencore inició su andadura bursátil, en la que, como se ve en el Gráfico adjunto, no ha conocido otro camino que no sea el de las casi continuas bajadas desde su salida a cotizar.
Era difícil que fuese al revés, ya que Glencore manejaba, al salir a Bolsa, desde su sede en Zug, una parte muy relevante (50% del mercado mundial de cobre, el 25% de la cebada, el 10% del trigo, etc...) de un mercado, el de las materias primas, inmerso en una tendencia bajista muy profunda, tras acabar el previo "superciclo" de las materias primas.
Pero la caída bursátil de sus acciones del 30% del pasado lunes tuvo otro motivo, el de su excesivo endeudamiento. El ratio de endeudamiento/EBITDA de Glencore es más del triple que el de Rio Tinto, cuyo gráfico comparativo de los últimos cinco años adjuntamos.
Somos favorables a invertir en compañías de recursos básicos, dado que pensamos que la gran caída de las materias primas de los últimos años puede estar ya tocando suelo. En este sentido Glencore podría ser una opción tras las muy fuertes caídas. Pero no nos gusta estar tan sujetos a las habilidades y aciertos o desaciertos de un número reducido de ejecutivos y por ello, sin perjuicio de que Glencore pueda dar juego para el "trading" a corto plazo, claramente a la hora de hacer nuestra cartera preferimos optar por otras empresas mineras con menor nivel de apalancamiento, que también están a muy buen precio tras sus caídas y que han hecho ya sus deberes en lo que al balance se refiere, como es el caso de Rio Tinto.
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GRÁFICO COMPARATIVO DE GLENCORE (azul) Y RIO TINTO (rojo) LOS CINCO ÚLTIMOS AÑOS