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Se desvanece la escasez de oro y plata

por Inteligencia Financiera Global Hace 9 años
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En este espacio le hemos mantenido al tanto de la abrumadora demanda de plata física de inversión, que ha forzado a casas de moneda como la estadounidense, australiana, austríaca, británica y canadiense, a tener que racionar recientemente sus ventas. Nunca antes había sucedido algo así con todas a la vez.

En este contexto, el Instituto de la Plata (The Silver Institute, TSI) dio a conocer la semana pasada que las ventas globales de monedas alcanzaron un máximo histórico de 32.8 millones de onzas troy en el tercer trimestre de 2015. Esto representó un crecimiento de 74 por ciento respecto al trimestre previo y de 94 por ciento contra el año anterior. Destaca sobre todo el salto visto en China de 202 por ciento.

Las entregas en algunos casos, se han pospuesto de tres a cuatro semanas.

El TSI también informó que aunque en menor medida, también ha habido escasez de barras de plata, en particular las de 1 y 10 onzas. Aquí los retrasos para entregas llegaron a los 10 días en “casos extremos” como en Canadá y Estados Unidos.

Este apetito insaciable de los inversionistas ocurrió sobre todo cuando los precios por onza cayeron por debajo de los 15 dólares entre julio y septiembre.

Por otra parte, en el mercado de futuros la plata tocó también niveles de “escasez” a finales de agosto y durante septiembre. Esa “escasez” de oro y plata es anómala, y se mide gracias a los indicadores exclusivos de la Nueva Escuela Austríaca de Economía –del Prof. Antal Fékete-: la Base y la Cobase. Ambos ya han sido explicados aquí con amplitud.

Usando dichas mediciones –que comparan de diversa manera el precio al contado del metal con el del contrato de futuros activo-, observamos que gracias a las alzas del oro y la plata en octubre, la “escasez” en los dos ya ha desaparecido en forma acelerada. La backwardation –situación que se presenta cuando el precio del contrato de futuros es más bajo que el precio al contado debido a la alta demanda-, ha desaparecido ya este mes en ambos metales preciosos.

La plata rebasó los 16 dólares el jueves y viernes pasados, mientras que el oro terminó la semana tocando un máximo de casi cuatro meses.

Desde el inicio de la crisis de 2008-2009, la dupla de metales preciosos monetarios ha oscilado entre la abundancia y “escasez”. Son varias las lecturas que tiene este fenómeno, pero la más importante, es que los inversores en valor, las “manos fuertes” –que se concentran sobre todo en Asia-, siguen sacando de la circulación barras, monedas y lingotes a ritmos acelerados cada vez que los precios caen.

Cuando en cambio las cotizaciones comienzan a escalar, las “manos fuertes” se hacen a un lado y otro grupo de tenedores de oro y plata llegan al mercado a aumentar la oferta física. Es por ello que la “escasez” desaparece. Que ocurra esto es indicativo de que aún hay allá fuera “manos débiles” dispuestas a vender su tesoro a cambio de dólares a ciertos niveles de precio.

Debido a lo anterior, es posible que en las próximas semanas de nuevo ocurran ataques intencionales en el mercado de papel para desplomar las cotizaciones. Así ha ocurrido con anterioridad para deleite de los inversores en valor.

En Occidente no se dan cuenta del daño que se autoinfligen al auspiciar que los asiáticos estén vaciando los almacenes y bóvedas de oro y plata para llevárselos a casa, de donde nunca volverán. No es casual que el mercado americano se haya convertido en uno de oro y plata de papel, mientras en China, predomina el comercio en físico.

Como quiera, se observa una tendencia clara hacia una backwardation permanente que en última instancia, implica que las “manos fuertes” se habrán llevado casi todo el oro y la plata físicos disponibles. Dado que no los han adquirido para especular –es decir para revenderlos más tarde a cambio de dólares o la divisa que sea-, sino como protección contra el colapso del sistema monetario, alcanzaremos el extremo en el cual será casi imposible efectuar un cambio de dólares por metal precioso. Nadie soltará su seguro financiero como nadie hubiese vendido tampoco su bote salvavidas en el Titanic.

Dicho de otro modo, no importa qué tan barato sea el metal en un contrato de entrega a futuro con respecto al precio al contado, los inversores no aceptarán el papel porque saben que el “pago” ya no será posible hacerlo con metal al vencimiento, sino solo en divisa, justo cuando todo el mundo la esté repudiando.

Esto empoderará a los tenedores de oro y plata físicos, quienes optarán por negociar directamente el cambio por ellos (trueque). Quienes sí acepten divisa lo harán a precios que hoy nos parecerían ridículos.

Cuando las cotizaciones mejores (bajen), será momento de volver a acumular mientras sea posible.


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