Los comicios del 20 de diciembre serán los primeros a los que concurrirá el PSOE con un equipo postzapaterista. De ahí que habría sido deseable no sólo una renovación de rostros y de consignas, sino también de propuestas y de ideas de fondo. Sin embargo, tras la presentación de su programa electoral, todo indica que los dos rasgos característicos del zapaterismo económico siguen muy presentes en el PSOE de Pedro Sánchez: la negación de la realidad y la prescripción ideologizada de recetas antieconómicas. Basta con analizar algunos de los pilares de su agenda electoral para comprobarlo:
- Contrarreforma laboral: A pesar de que los socialistas ya han renunciado a incrementar el coste del despido, todavía siguen instalados en el error de querer crear empleo encareciendo la creación de empleo. Así las cosas, el PSOE propone aumentar un 50% el salario mínimo, reforzar los privilegios de los sindicatos para determinar las condiciones laborales de los trabajadores al margen de la voluntad de esos trabajadores y aumentar los costes de convertirse en autónomo.
- El fetiche del gasto público: Ante cualquier problema, la receta del PSOE es la misma: gastar más. Semejante torpeza puede observarse claramente en materia educativa: ante un sistema de enseñanza caduco, caro y de mala calidad, los socialistas prometen huir hacia adelante, a saber, incrementar el gasto público en educación hasta el 7% del PIB (lo que convertiría a la educación pública española en la más cara de toda la Eurozona) y encerrar en él a los estudiantes hasta los 18 años. Mas en el conjunto de la OCDE no existe ninguna correlación entre éxito educativo y gasto público: más gasto en educación no es garantía de éxito, sólo de despilfarro.
- Muchos más impuestos: El PSOE reconoce que padecemos un déficit público insostenible pero se niega a recortar el gasto. En tal caso, lo único que le queda es multiplicar la tributación que padecen los españoles: y eso es justo lo que prometen hacen los socialistas. Claro que, según declaran, su enorme incremento impositivo no recaerá sobre el IRPF sino sobre nuevos tributos al medio ambiente y al patrimonio (por ejemplo, incrementar al 15% el tipo mínimo del Impuesto de Sucesiones en todas las autonomías). En realidad, eso no es posible: para recaudar todo el dinero que desean, necesariamente tendrán que subir con mucha virulencia el IRPF o el IVA.
- La demagogia del sistema de pensiones: Las propuestas del PSOE para el sistema de Seguridad Social aúnan dramáticamente estos tres vicios anteriores: más gasto, más impuestos y menos empleo. Como es sobradamente sabido, las pensiones públicas no son sostenibles con su actual configuración. A medio-largo plazo, el número de pensionistas va a duplicarse y el de trabajadores va a estancarse. Todos los partidos lo saben pero ninguno de ellos se atreve a coger el toro por los cuernos. El PSOE no es, desde luego, una excepción a tamaña irresponsabilidad. Así, su única receta para tapar el agujero de la Seguridad Social consiste en más y más impuestos: los socialistas plantean crear un nuevo impuesto para financiar las pensiones así como incrementar las cotizaciones efectivas de los autónomos y de los trabajadores (obstaculizando la contratación).
En suma: más impuestos, más gasto y mayores dificultades para crear empleo. La receta para el fracaso.