Una sociedad, al igual que una familia, ha de vivir siempre de acuerdo a sus ingresos. Como experimentamos desde 2006 en nuestras carnes, vivir por encima de la riqueza generada lleva a enormes desequilibrios.
Por una lado, porque si no se cumplen las previsiones de ingresos futuros, no se pueden pagar las deudas acumuladas. Por otro, porque genera la ficción de que el consumo financiado mediante la acumulación de deuda, es la forma natural de ser de las cosas, y de que se tiene derecho intrínseco a ello. Una vez que cualquier hecho inesperado lleva a que no se puede vivir con la ayuda de la deuda, se genera una enorme frustración en el mismo seno de la sociedad que se acostumbró a vivir a un ritmo que no le correspondía.
Claro ejemplo de lo anterior son, entre otras, la existencia de cadenas de televisión públicas en todas las comunidades autónomas del país. Es inevitable que las elites locales promuevan su creación y que esten al servicio de aquellas. Por un lado son un elemento de desintegración de la unidad del país y, por otro, generan unos enormes gastos que han de ser racionalizados.
Los progresistas tenemos un profundo compromiso con la educación, sanidad, igualdad de género o cultura. En tiempos de cambios sociales como los actuales y de limitación de recursos, tenemos la obligación de plantearnos prioridades: el mantenimiento de las cadenas autonómicas no es una prioridad. Para canales que emiten en español ya están los canales privados de emisión gratuita y las públicas nacionales. Cada euro gastado en mantener cadenas que no nos podemos permitir, es un euro que detraemos de otros servicios imprescindibles.
España tiene que plantearse un nuevo modelo de televisión pública basados en los siguientes pilares:
Eliminación de todas las televisiones públicas de emisión en español de ámbito autonómico. Las únicas excepciones son las cadenas englobadas en RTVE. Uso de los centros territoriales para desconexiones diarias para noticias de ámbito regional;
Reorganización de las programaciones de las cadenas regionales que emitan en eúscaro, gallego y catalán (o cualquiera de las hablas regionales de esta última lengua). Dos tienen que ser los pilares;
Una única programación que se dobla a los tres idiomas. Así los programas que no sean en directo o informativos, serán los mismos sólo que doblados a los tres idiomas. De esta forma matamos dos pájaros de un solo tiro: por un lado dado que se emite y se compra es un mismo programa con lo que ahorramos mucho dinero; por otro porque unificamos la programación con la consecuencia de reforzar el sentimiento de grupo nacional;
Programas de contenido regional que son distintos en las tres cadenas. Así la parte regional de los informativos o bien reality shows. Dado que los dos anteriores son de realización en directo, no es posible su doblaje inmediato. Para el caso del catalán y para este apartado, se crearán contenidos específicos para programación regional, en programas muy concretos para recoger la especificidad de Cataluña, las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana. En el euskara o el gallego un solo contenido para las distintas comunidades en las que se hablan (así para toda Euskal Herria peninsular).
Eliminación de las cadenas regionales que emitan en idiomas regionales y sustitución por cadenas nacionales en euskera, catalán y gallego. El ámbito de emisión de los idiomas que son españoles (los anteriores lo son), ha de ser nacional porque los tres idiomas forman parte intrínseca del ser español. De esta manera reforzamos el conocimiento de las distintas culturas regionales en el conjunto del país y fomentamos la eliminación de prejuicios. Tiene que ser posible que un canario pueda ver la televisión en cualquier idioma del país con lo que posibilitamos el aprendizaje de todos estos idiomas en el conjunto del territorio nacional. Es obligación del Estado proteger y fomentar el uso de las lenguas nacionales en el conjunto del país respetando el principio de austeridad y eficiencia. Hemos de conceder prioridad a los entes de televisión regional ya existentes que emiten en lenguas regionales a la hora d estructurar este esfuerzo. El fin es promover, de la forma mas eficiente y barata, la euskaldunizacion, catalanizacion y galleguizacion del conjunto de España;
Creación de tres cadenas de emisión en abierto en inglés, francés y alemán. Es una constatación que el conocimiento de idiomas extranjeros son un elemento muy efectivo contra el desempleo; así mismo que, a pesar de la enorme mejora experimentada durante los últimos años, los españoles tenemos que mejorar. Dos pilares de acción:
Programas no relacionados con España tales que reportajes o cine: el Estado ha de explorar la posibilidad de llegar acuerdos con los entes públicos de televisión extranjera tales que Francia, Bélgica, Suiza, Luxemburgo, Alemania y Austria, con el fin de repetir la señal de las cadenas de estos públicos a nivel nacional en las mejores condiciones técnicas y económicas posibles;
Programas relacionados con la realidad española tales que noticieros o reality show serán de producción en España. Los principios de que ha de regir la reorganización de los entes públicos de televisión existentes han de ser:
Unidad; ¿para qué crear televisiones autonómicas si la información regional la cubrimos con desconexiones de TVE1 o TVE2? ¿Para qué televisiones regionales si la cultura queda cubierta por la RTVE de ámbito nacional y el resto de aspectos por la RTVE y las cadenas privadas?;
Naturaleza técnica; no puede quedar al libre albedrío de los políticos, definir si el valenciano o el balear son lenguas independientes o hablas del catalán, sino a los lingüistas quienes tendrán que decidir en cual es el dialecto o habla que ha de primar en emisiones a una audiencia en la zona catalanoparlante;
Pragmatismo; ¿para que crear nuestros propios programas si la BBC esta dispuesta a una emisión en abierto para toda España?