El mes de octubre de 2015 ha pasado sin pena ni gloria por los medios de comunicación occidentales. Viendo las noticias, uno diría que ha sido un mes tranquilo, sin grandes sobresaltos. Y seguramente así ha sido para los que tenemos la suerte de vivir en el acomodado (y a veces adormilado) Occidente. Sin embargo, las crisis concéntricas de las que hablábamos en el post que glosaba el mes de septiembre continúan imparables su curso; simplemente, no ha habido novedades en ese curso: todo discurre según lo previsto y esperable. Lo cual no es precisamente bueno. Veamos algunas de esas noticias.
Desde el punto de vista de los recursos el mes ha continuado la marcha esperada. A pesar del ansia de muchos productores de materias primas de que los precios remonten, lo cierto es que la recuperación económica mundial no está ni se la espera; al contrario, se anticipa una recesión mundial, como reconocía hace unas pocas semanas el propio Fondo Monetario Mundial (curiosamente, los diarios españoles - que, como saben, no enlazo en este blog- daban una visión absurdamente optimista del último informe del FMI). En este contexto, algunos analistas han comenzado a apuntar hacia Arabia Saudi, ya que el propio informe del FMI señalaba, a la vista de sus presentes desbalances fiscales, que podría quebrar en 5 años. Aunque tal aseveración hay que tomarla con ciertas reservas (el FMI no es un organismo neutro, sino que intenta influir políticamente en el mundo), lo cierto es que el futuro de Arabia Saudita depende de cuándo llegue a su particular peak oil, que muchos estudios estiman para 2028 pero que se podría estar produciendo ya o estar a punto de producirse. Se ha de tener en cuenta que en la actualidad las exportaciones de petróleo de Arabia Saudita ya están disminuyendo, a un ritmo del 2% anual, debido al enorme aumento de su autoconsumo, el cual crece no sólo debido al aumento de población y los gastos en aire acondicionado, sino también debido a que su industria de explotación de petróleo requiere más energía puesto que los yacimientos ya están muy explotados y sacar petróleo requiere cada vez más energía (en suma, que a pesar de las mejoras tecnológicas está bajando la TRE, con las consecuencias funestas conocidas). Lo cierto es que Arabia Saudita está más cerca de lo que sus dirigentes se piensan de la bancarrota petrolífera, y si Arabia Saudita se hunde en el caos social, dado que es el primer productor y exportador de petróleo del mundo, sus efectos se dejarían sentir por todo el globo. En particular, nos llevaría a otra vertiginosa vuelta a la espiral de destrucción de oferta - destrucción de demanda, que es como se materializará el peak oil global debido a la huida hacia adelante que ha propiciado nuestra sobrefinanciaricida sociedad. En suma, una manera abrupta de deslizarse por el lado derecho de la curva de Hubbert.
En este contexto, los precios de las materias primas continúan deprimidos y muchos productores llegando a la quiebra. En particular, el sector del fracking en los EE.UU. es especialmente vulnerable, con continuas noticias de quiebras y la producción de petróleo de fracking continua cayendo, a pesar de las voces que lo loan, ciertamente cada vez más amortiguadas, de nuestros expertos despistados.
Sin embargo, durante el mes de octubre no ha habido un temido lunes negro en las bolsas mundiales, a pesar de lo largamente esperado y la reputación que tiene este mes como ser aquél en el que habitualmente se hunde la bolsa. Y eso que numerosas compañías están reportando pérdidas en el tercer trimestre, incluyendo algunas tan conocidas como Twitter o Statoil, mientras que otras tan representativas del estado de la economía como Caterpillar presentan fuertes bajadas de beneficio.
Con todo, la caída más espectacular es la de Volkswagen, que por primera vez en 15 años reporta pérdidas, de nada menos que 1.800 millones de euros, en el tercer cuatrimestre de 2015. La crisis de la automoción en diésel continúa: mientras las consecuencias finales que tendrá para Volkswagen son todavía inciertas aunque seguramente no serán nada buenas, otras marcas entran en el punto de mira: recientemente, General Motors y en particular por sus automóviles de la marca Opel, acusada de trucar también sus coches para engañar a los tests de emisiones. Parecería que se ha desencadenado una auténtica cacería al diésel, cuando en realidad hace años que se sabe que es muy dañino con el medio ambiente. Una posible causa de este encarnizamiento podría encontrarse en la creciente falta de disponibilidad de diésel debido a que los hidrocarburos líquidos de los cuales se refina son cada vez más escasos. Si ésta fuera la causa última, nos encontraríamos en una situación de auténtico engaño a la población sobre las causas reales de esta crisis en particular, y una preocupante muestra de lo que nos depara el futuro, si nuestros dirigentes prefieren engañarnos con falsas preocupaciones por la salud de la población cuando en realidad se quieren introducir medidas de racionamiento encubierto en frente de una escasez que se nos viene encima. Por eso no es extraño que no pocos lectores de este blog hayan relacionado el reciente anuncio de la Organización Mundial de la Salud sobre los efectos cancerígenos del consumo de carne roja y procesada con la misma estrategia de ocultación de la verdad, en este caso de la insostenibilidad de la producción cárnica a gran escala en una época de energía y agua cada vez más escasos. Y no contribuye mucho a disipar esa percepción cuando, casi simultáneamente, el Parlamento Europeo aprueba una modificación de la regulación sobre la incorporación de "nuevos alimentos", que permitirá que en breve se puedan vender en Europa alimentos a base de hongos, algas, insectos o tejidos celulares (a los lectores más veteranos todo esto les recordará cierto post de hace un par de años). Yendo aún más lejos, hay una creciente insistencia, cada vez más aceptada en los medios de comunicación convencionales, en que se puede sustituir fácilmente todo el consumo de energía fósil por energía de origen renovable (deliberadamente ignorando los numerosos límites de ésta última); y siempre recalcando que éste es el único medio que tenemos para luchar contra el temible cambio climático global. Este meme tiene muchos elementos de esa misma confusión interesada y de manipulación de la opinión pública de los casos del diésel y de la carne roja que describíamos más arriba, y en particular los dos más importantes: una grave amenaza al bienestar humano, completamente real pero perfectamente ignorada y ninguneada por el poder económico durante décadas; y una falsa solución que nos dicen que servirá para proyectar plácidamente el BAU en el futuro mientras que en realidad nos conduce dulcemente a una era de racionamiento y exclusión social. Los ánimos están ya bastante exaltados de cara a la próxima cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima en París, de la cual nadie espera ningún avance significativo y que por eso mismo, por tener todas las papeletas de que será una vuelta de tuerca adicional al descontento social y ambiental, puede acabar siendo el perfecto tiro de salida para una campaña triunfal pero poco reflexiva de "conquista de las energías renovables" y de desinversión en combustibles fósiles, sin que se aborden los verdaderos problemas sociales y económicos que están sobre la mesa.
Por lo que respecta a otra de las crisis que comentábamos el mes pasado, este mes de octubre vio la llegada del huracán Patricia a las costas mexicanas en el Pacífico. Un huracán de categoría 5, que es el mayor jamás observado en el Pacífico oriental y que siguió una trayectoria poco común (generalmente los tifones se desplazan hacia el oeste, aunque por supuesto sus trayectorias pueden ser más complejas dependiendo de los patrones de circulación imperantes en cada momento). Afortunadamente, lo escarpado de la orografía mexicana hizo que Patricia perdiera rápidamente fuerza al tocar tierra y a pesar de los cuantiosos daños la situación es mucho mejor de lo que hubiera sido de impactar en tierra más llana (el recuerdo del huracán Katrina sigue muy vivo en el área de Nueva Orleans). Los restos de Patricia se combinaron con una tempestad muy activa que estaba esperándolos en el Golfo de México y produjeron unos par de días más tarde lluvias intensísimas en los EE.UU., más concretamente en los estados del Golfo que justamente están viviendo un año de precipitaciones desbocadas; literalmente, llueve sobre mojado. El gran motor de las anomalías climáticas de este año, el fenómeno de El Niño, muestra síntomas de ralentización y parece poco probable ahora mismo que supere la intensidad de El Niño de 1997-1998; con todo, será uno de los fenómenos de El Niño más intensos desde que hay registros, y puesto que se combina con una fase positiva de la Oscilación Decadal del Pacífico se producirán otros efectos importantes a escala global.
Otra de las crisis que en septiembre llegó con fuerza a los medios, la de los refugiados sirios, no ha disminuido sino que en realidad ha aumentado, a pesar de la disminución de su relevancia mediática. En vista de que la opinión pública europea, en el lejano norte, está empezando a pasar página sobre este tema una vez superada la conmoción inicial, los países más sureños están empezando a tomar medidas cada vez más coercitivas y cada vez más militares, que dejan en papel mojado las pretendidas "razones humanitarias" que se aducían hace unas pocas semanas. Lo cierto es que en este momento Hungría ha movilizado su ejército para repeler por la fuerza si es preciso la marea humana. Al mismo tiempo, el Gobierno húngaro ha decidido levantar una valla a lo largo de su frontera sur, una inversión a largo plazo que servirá para frenar estas invasiones de desarrapados, que hoy son de sirios y mañana podrían ser de cualquier cosa (sauditas incluidos). No sólo gobiernos de menor tradición democrática están optando por la represión pura y dura del flujo de desamparados; Austria ha decidido que construirá un muro de 300 kilómetros de largo en su frontera con Eslovenia. Quien tenga dinero vallará su jardín para que no entren indeseables, en este caso pobres; esos mismos pobres que no hace tanto nos vendían su petróleo a precio de saldo. Pero el enemigo ya está en casa: este mes de octubre se han cumplido 10 años de las violentas revueltas en la banlieu francesa y, como muchos analistas coinciden en destacar, los problemas que dieron pie a aquellas semanas de sangre y fuego no se han resuelto en absoluto; algunos, como la pobreza, se ha agravado con la crisis.
El desafío soberanista en Cataluña es, cada vez más, un conflicto de dos legitimidades: la establecida, española; y la que algunos quisieran que fuera, la catalana. Ninguna de las dos partes en conflicto parece tener el más mínimo interés en buscar un acuerdo y progresivamente se avanza hacia una colisión en toda regla. Por la parte española y de las opciones políticas no independentistas se niega legitimidad a las fuerzas independentistas, a pesar del hecho insoslayable de que la lista unitaria Junts pel si, juntamente con la también fuertemente independentista (además de ecofeminista y anticapitalista) CUP suman la mayoría absoluta de los escaños del parlamento y un porcentaje de votos no tan lejano al 50% como se pretende hacer ver. Por la parte independentista, se insiste en dibujar una trayectoria exprés hacia la independencia en sólo 18 meses que es completamente ilusoria, teniendo en cuenta las complejidades logísticas y lógicas de un proceso de esta naturaleza, incluso si hubiese concertación entre las dos partes (la cual encima está obviamente ausente), y con el problema no menor de que aún aceptando que los independentistas fuesen la mayoría de los ciudadanos (cosa difícil de saber sin hacer un referéndum de verdad), los resultados actuales dejan claro que los no independentistas seguirían siendo un porcentaje de al menos el 40% largo de la población. El hecho es que nadie quiere reconocer que la sociedad catalana está fuertemente polarizada, y unos se echan la culpa a otros por "dividir la sociedad", "romper la convivencia" y "no aceptar la democracia". Para poner la guinda al pastel de la confusión, las negociaciones entre la Junts pel sí y la CUP para definir un programa de gobierno independentista se están alargando muchísimo, en parte por la enorme distancia ideológica entre las dos formaciones, y en parte porque están jugando con los tiempos para que las medidas más radicales se tomen en plena campaña electoral española (pues el parlamento español se acaba de disolver, en preparación de las elecciones que tendrán lugar el 20 de Diciembre). El embrollo que viene puede tener dimensiones épicas, sobre todo ahora que Junts pel sí y CUP han propuesto que se debata en el parlament una declaración en favor de la independencia y los partidos españoles se preparan para la ofensiva.
En otro orden de cosas, este blog ha llegado a los 6 millones de páginas vistas. Tampoco eso es positivo, y no porque el número de lectores no crezca exponencialmente (en realidad sigue creciendo a buen ritmo, como vimos), sino porque el grado de concienciación sobre los problemas de sostenibilidad que están, ya en este momento, inestabilizando nuestra sociedad continúan despertando un interés muy minoritario, y porque simplemente leyendo este blog no se van a resolver: hay que pasar de la idea a la acción. Es triste comprobar que hay un grupo de personas que machaconamente tachan a este blog de apocalíptico en las redes sociales, cuando, justamente, yo defiendo la tesis contraria; cuando, justamente, yo digo que si encaramos la situación con madurez podemos tener un futuro brillante. Ésa es la clave: madurar; dejar de mirar el mundo como si fuéramos niños y aceptar ver las cosas tal cual son, con una visión crítica (no se debe aceptar sin más la opinión de nadie, tampoco las que se vierten en este blog) y tratar de buscar soluciones, no esperar a que nos vengan dadas por un ente superior y benévolo. Porque quizá los que se arrogan este papel de entes superiores no son en realidad tan benévolos.