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Fed y Banxico: al mal paso darle prisa

por Inteligencia Financiera Global Hace 9 años
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El viernes pasado en Estados Unidos se dio a conocer una cifra de creación de empleos para aquella economía, que fue mejor a lo esperado. Como apariencia el vecino del Norte está creciendo, la Reserva Federal (Fed), su banco central, podría comenzar a subir las tasas de interés, que desde la crisis de 2008, se encuentran en un mínimo histórico entre cero y 0.25 por ciento.
 
¿Por qué debe importarnos? Porque se espera que si en efecto durante la próxima reunión de su Comité de Mercado Abierto en diciembre, su presidenta Janet Yellen anuncia la esperada alza de tasas, mercados como los bursátiles, bonos, divisas y otros podrían verse más presionados sobre todo en economías en desarrollo como la nuestra.
 
De hecho, la sola expectativa de que la Fed suba las tasas, ya ha estado debilitando de nuevo a nuestra divisa, lo que ha hecho que el dólar al menudeo se venda en más de 17 pesos.
 
Hay quien afirma que es una buena noticia para México que la economía norteamericana vaya bien, por una especie de efecto “jalón”. Pero lo cierto es que eso no nos ha sido suficiente para impulsar el crecimiento este año, cuyo pronóstico se ha ido ajustando a la baja de manera consecutiva.
 
Además, hay expectativas que no son positivas para la economía global que, más allá de Estados Unidos, sí se está desacelerando. El caso más dramático es China, pese a las maquilladas cifras de crecimiento que presenta.
 
Por eso ayer mismo el economista en jefe del FMI, Maurice Obstfeld, dijo que “Una prematura subida de las tasas de interés de Estados Unidos sería más riesgosa que esperar un poco más”. Una desaceleración mayor es posible el próximo año.
 
¿Debería ya la Fed subir las tasas de todos modos? La respuesta es SÍ, porque seguir intentando expandir la economía con crédito, deuda e imprimiendo dinero tiene límites muy claros: las deudas tarde o temprano se tienen que pagar. Además esa política sólo ha inflado burbujas en activos que cuando revienten, generarán una nueva crisis con fortísimas presiones deflacionarias, justo el problema que los banqueros centrales querían evitar.
 
Debido a lo anterior y a la conocida técnica de los políticos de posponer y posponer sin fin lo inevitable, es que en este espacio seguimos escépticos respecto al consenso de que el alza de tasas llegará en diciembre. Sí, las probabilidades han aumentado sin duda, pero en cualquier momento el miedo puede paralizar a la Fed, como ocurrió en septiembre.
 
Seguimos considerando como probable un escenario de tasas negativas en Estados Unidos y/o una nueva ronda de liquidez QE4 durante el próximo año o dos. Lo anterior, incluso si en efecto la escalada de tipos nos alcanza en el último mes de 2015, que en todo caso, no vemos como el inicio de un ciclo constante de alzas. 
 
Nuestra previsión la basamos en que no sería la primera vez que un banco central mayor recula –y en caso de actuar creemos que la Fed lo hará-. Cuando las cosas vuelvan a empeorar, recurrirán a medidas desesperadas como las comentadas en este párrafo. Aún quedan municiones en la bazuca de la Fed para seguir hundiendo al mundo en la peor depresión que verá hasta ahora la humanidad.
 
Ojalá nuestros tomadores de decisiones entendieran que la fórmula para crecer de manera sostenida y tener más consumo el día de mañana, es estimulando el ahorro hoy, no el crédito/deuda. Pero el ahorro no les gusta porque implica sacrificar consumo presente. De lo que no se dan cuenta es que con esas viejas recetas keynesianas se consume capital, piedra angular del desarrollo.
 
Por lo anterior, aquí el Banco de México (Banxico) debió iniciar ya su alza de tasas independientemente de lo que hiciera el banco central estadounidense. Como no se ha hecho, la institución que dirige Agustín Carstens está provocando que se castigue de forma terrible a los ahorradores mexicanos, que están obteniendo rendimientos bajísimos por su dinero.

Ojalá que Banxico en su reunión de diciembre por fin, ya nos tome en cuenta a los ahorradores. Ya es tarde para subir las tasas, pero más vale tarde –haga lo que haga la Fed-, que querer corregir después. Seguir los pasos y dictados de la Reserva Federal estadounidense, es la peor de las ideas.


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