La idea de tomar posiciones bajistas sobre el bund que proponíamos hace siete días era acertada, como se puso de manifiesto el jueves, tras la decisión del BCE, que hizo subir bruscamente los tipos del bund (y por tanto bajar su precio) desde los niveles de 0,45% a los que cotizaba antes de la reunión del BCE hasta el 0,7% al que llegó tras la conferencia de prensa de Draghi.
Pero no fue el bund lo único que se movió ese día. También se movió el euro, que experimentó su segunda mayor subida diaria de toda la historia frente al dólar, y las Bolsas de la zona euro, que recortaron con fuerza tras lo que los inversores entendieron como una decepción respecto a las expectativas que se habían generado.
Hay un viejo dicho según el cual si miras demasiado al abismo, el abismo te acaba también mirando a tí, y eso precisamente es lo que les pasó a los futuros del Eurostoxx el pasado jueves tras la decisión del BCE. Hay que decir que el BCE tomó varias medidas que deberían haberse celebrado, como penalizar aun más los depósitos de los Bancos en el Banco Central, o ampliar el plazo de sus compras de bonos seis meses más o incluir en esas compras a los bonos de entidades locales y regionales. Pero los mercados, alimentados por las numerosas sugerencias de Draghi, esperaban y querían más.
En el Gráfico que adjuntamos se puede ver como la oscilación entre máximo y mínimo del día en los futuros del Eurostoxx fue de casi 300 puntos, casi un 8%, y la misma oscilación intradiaria se produjo en los del Dax alemán. Lo que realmente nos transmiten estos movimientos es una sensación de fragilidad, de falta de solidez. Es como si todo fuese un decorado de cartón-piedra, sin realidad detrás.
Esa sensación es muy inquietante para el modelo que han diseñado los Bancos Centrales, en el que la estabilidad de los mercados de activos es clave para generar confianza a través del efecto riqueza. Por eso es normal que el mismo viernes, en Nueva York, Mario Draghi insistiese en que el BCE sigue disponiendo de todas las herramientas necesarias y que las utilizará si fuese necesario.
El mensaje de Draghi el viernes tranquilizó a las Bolsas y a los bonos. Como se observa en el Gráfico los futuros del Eurostoxx subieron en la sesión del viernes, sobre todo tras conocerse el discurso de Draghi en Nueva York.
Pero la duda que queda es si realmente la QE puesta en marcha por el BCE va a funcionar finalmente o no. En realidad nadie podemos responder de forma categórica a esa duda, pero lo que nos recuerda la sesión del jueves es que cuando las Bolsas descuentan de forma eufórica las decisiones del BCE, lo mejor que se puede hacer es vender aprovechando la euforia. Si pensamos que la QE europea empieza a hacer aguas, o, dicho de forma algo más literaria, si pensamos que la QE podría empezar a mirar demasiado al abismo, tal vez la mejor lección que debemos aprender y poner en práctica es vender futuros del Eurostoxx. Sobre todo si, como seguramente se intentará, vuelven a los máximos anuales del pasado abril (3.750) o incluso, para los más arriesgados, si vuelven a los niveles previos a la decepción del pasado jueves (3.500).
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GRÁFICO DE LOS FUTUROS DEL EUROSTOXX LA ÚLTIMA SEMANA