El origen del mal: Una clase política de una mediocridad sin parangón.
Fitch puede decirlo más alto, pero no más claro. Es más, el argumento de Fitch tras su decisión de rebajar el rating a Brasil es una fotocopia de los argumentos utilizados por S&P y Moody’s en sus respectivas rebajas recientes. ¿Qué se infiere de esto? Pues que las autoridades de Brasil sabían lo que tenían que hacer para evitar perder definitivamente el grado de “buen pagador”. ¿Y qué han hecho sus señorías del Congreso en Brasil? ¿Qué han hecho los Temer, Cunha, Renan, Dilma, etc.? Ignorar completamente la amenaza. Pasar olímpicamente de las indicaciones de las agencias. ¿Acaso éstas pedían un imposible? Si Moody’s pedía “rebajar la tensión política y desbloquear el Congreso para votar algunas de las medidas urgentes que devuelvan la espiral de deuda y déficit a la senda de la sostenibilidad”, pues sus señorías hacían justo lo contrario, elevando la confrontación política y bloqueo legislativo a la altura de los cielos fractales (surrealista). ¡Por favor!
Pero si son incapaces de sacar adelante una votación en el Consejo de Ética para determinar si el presidente de la cámara de los diputados (Eduardo Cunha) violó el código de decoro parlamentario. Bien. Quizá estoy siendo un poco injusto. Es muy difícil establecer si es indecoroso o no tener cuentas no declaradas en Suiza a las que este señor desviaba presuntamente las comisiones por su participación en el “saqueo” a Petrobrás. Algo negado por Cunha hasta que las autoridades de Suiza han confirmado cuatro cuentas a su nombre. ¡Y claro! Como los parlamentarios del PT de Dilma votaron a favor del proceso de casación de este señor en la comisión de ética, pues Cunha ha respondido creando otro juicio paralelo, esta vez a Dilma, aceptando la petición de impeachment (despido) a la presidenta. ¿Resultado? Mientras duren estos procesos (y es algo matemático que van a durar mucho) no se va a votar nada importante y va a ser imposible consolidar fiscalmente. ¿Entonces? Entonces viene otra certeza matemática. Las agencias seguirán haciendo su trabajo: BB+, BB-, B, CCC, CC,… ya conocen la
secuencia.
¿Por qué digo que estos procesos van a durar mucho, y el impasse político va a permanecer, alargando el deterioro económico del país?
Simple. Esto solo se acabará cuando uno de los dos (Dilma o Cunha) caiga definitivamente. Y eso está muy lejos de pasar. Son profesionales de la política y tienen la capacidad de tejer las alianzas necesarias (mercadeo de intereses) para mantenerse al frente. Fíjense. Cunha, que en un país normal estaría fuera del tablero de juego, tras la derrota por 11 a 9 en la Comisión de Ética a favor de iniciar el proceso que ha de valorar su supuesto delito, ha visto como la magia de la Navidad ha hecho posible que un aliado suyo, Carlos Marum (PMDB-MS) presente un recurso contra la decisión del presidente del Consejo de Ética de avanzar en este caso. No se preocupen, la decisión sobre éste recurso debe ser tomada por un tal Waldir Maranhao, vicepresidente de la Cámara, investigado en el caso Lava-Jato (Petrobrás), y… ¡Oh, sorpresa! aliado de Cunha. Fin de la historia. Otra vez punto muerto.
Nada se mueve.
El agravante: Una ignorancia de dimensiones esféricas sobre los asuntos económicos.
Ayer observé atónito como Dilma derribaba la propuesta del ministro Levy de aprobar un presupuesto 2016 con superávit primario mínimo del 0.7% del PIB, con el que Levy pretendía señalizar un compromiso para estabilizar la deuda y calmar al mercado. Bien. Nuestra querida Dilma fue a la comisión mixta del presupuesto en el Congreso con una propuesta descafeinada de un superávit primario reducido al 0.5%, pero (ojo al dato) con la posibilidad de rebajarlo al 0% bajo ciertas circunstancias.
¡Ay Dilma, Dilma! Dicen que la economía no es una verdadera ciencia ya que la componente ideológica es muy fuerte. Varoufakis dijo el otro día que si dos físicos discutían, no importaba si uno era de izquierdas y el otro de derechas, pues la Verdad es una y cierta en este campo, por eso siempre se ponían de acuerdo. El amigo Iannis insinuó que en economía eso no es posible pues NO hay una Verdad única. ¡Vaya sandez! Con números exactos puedo afirmar categóricamente que la decisión de Dilma de tumbar la consolidación de Levy la obliga a pagar los intereses de 2016 con más deuda. Puedo confirmar que eso es, matemáticamente, una mala decisión económica. ¿Y saben por qué? Por que ni tan sólo es una decisión económica. Es una decisión política. Es el end-game keynesiano. Y me da igual si quien niegue esto es de izquierdas o de derechas. De Sebastopol o de Pernambuco. Es lo que es.
Pagar los intereses de la deuda con más deuda, es rigurosa y tautológicamente perverso. Una sinonimia de algo malo. No tiene nada que ver con las ideologías mi querido “amigo” Varoufakis. A no ser, claro está, que con la deuda obtengas mayor rentabilidad que el coste de la propia deuda (pero convendrán conmigo en que eso no va a pasar).
Dilma NO está utilizando su capacidad para estabilizar la deuda, y eso, a estas alturas, es simplemente inaceptable desde el punto de vista de un ahorrador-inversor. ¿No se lo creen? Si la TIR de los bonos está ya en el 16.3% (con curva plana), y la deuda está ya cerca del 70%, señores, con un déficit primario del 0% te vas a un déficit total del 11.4% en 2016. Y con un PIB real en 2016 que va a ser del -2% (en el mejor de los casos), y una inflación del 7% (también en el mejor de los casos), te vas a una deuda del 77%-78% en 2016. La dinámica es para llorar. La deuda estaba en un 59% en 2014, subirá al 67% en 2015, y en 2016 se situará ¡¡cerca del 80%!! Una maravillosa tendencia. ¿No les parece?
No sé hasta cuando los ahorradores van a mantener la calma viendo como la deuda sube a una velocidad anti-climática. Gracias a Dios, la Comisión Mixta del Presupuesto puso algo de sentido común y tumbó la propuesta de Dilma (PT) de poder presentar un superávit primario 0%. La Comisión fijó el superávit mínimo en el 0.5%. Pero no canten victoria. Lo que aceptó la Comisión Mixta debe ser refrendado ahora por el Congreso. ¡Y ahí, yo ya no me mojo más!
Nuestro error: La lógica del dolor no está funcionando.
Nosotros, en Andbank, al extraer nuestras conclusiones, nos movemos por la lógica del dolor. Juzgamos, y estimamos, en función de lo que es más doloroso o no. Lo que es mas caro y lo más barato. Y acabamos apostando por lo que resulta menos caro. ¿Por qué pensamos así? Simple. El hombre es, por lo general, un ser cobarde que no arriesgaría la vida ni para salvarla. Lo mismo en lo material. El hombre teme y tiende a evitar lo más costoso. Lo más doloroso. Eso te da una idea de lo que puede ocurrir con una mayor probabilidad. Mi trabajo consiste en calibrar previamente ese dolor (costes), y apostar después. Es por ello que, siguiendo nuestra lógica, hemos venido pensado en los últimos meses que en Brasil han venido degustando el sabor del dolor y que empezaban ya a estar preparados para tomar las decisiones correctas (unidad política contra el deterioro económico, acuerdos para frenar el destrozo en el “riesgo país” en los mercados, etc.) Debo decir que nos equivocamos. Nada hemos visto aún en este país dedicado a atajar el dolor. Más bien, lo contrario. El congreso (en pleno), y sus partidos, han venido jugando al peligroso juego del “cuanto peor, mejor”. Debo pues, aceptar nuestro error, y nuestra mala lectura de algo que se nos ha escapado. La política. Siempre tan ruin y tan costosa. La lógica del dolor no sirve cuando hay política de por medio, pues en verdad la especie política es inmune al dolor, ya que el dolor se infringe al país (no a ellos). Lo siento. No siempre se acierta.
La situación real ahora.
El cuadro productivo sigue con ritmos decrecientes según los datos de Octubre (producción industrial en -0.7% mes a mes y -11.2% en 12 meses).
El consumo de los brasileños también ha caído “ligeramente” (-5% en el año). ¿Pero qué importa eso? En Brasil hay sol y samba. ¿Qué más necesita uno?
Con este cuadro, el PIB va a aguantar “sorprendentemente” bien en 2015 y “sólo” va a caer alrededor del -4%. Pero tranquilos. En el 2016, “sólo” caerá otro -3%. ¡Para no perder el ritmo, ya saben!
Como el Congreso (cortesía de su presidente Eduardo Cunha) se ha metido en un proceso de impeachment a Dilma, pues todo bloqueado por unos meses. Y también la inversión productiva. Nadie invierte mientras no haya algo de claridad política. Me cuentan que la inversión volverá a contraerse en 2016, acumulando una caída del -25% en el periodo 2014-2016 (que extraño todo ¿no?). Claro, No esperen que los ingresos fiscales levanten cabeza ante tanta maravilla. De hecho los ingresos públicos se han hundido un -5% en 12 meses. Y como los recortes van con cuentagotas, pues Dilma (PT) tiene a Levy bien atado (que por cierto, abandona el barco ante tanta incompetencia), pues ya tienes otro presupuesto dudoso. Algo que, como ustedes saben, les encanta a los ahorradores-inversores.
La Perspectiva
En la vida hay que ser honesto (a estas alturas, para mí, es el mayor estímulo). Por ello, y tras haberles mostrado las miserias de un país que aplica hoy la ruindad, voy a hablarles también de otros aspectos más favorables de este país y su economía. Eso sí, mi visión crítica (que todo analista debe alimentar) sigue intacta para con los gestores de lo público en Brasil. ¡Empecemos!
1. Esta crisis no ha sido precipitada por un problema de balanza de pagos con el exterior. Algo se ha hecho bien, pues no hay escasez de dólares y la terrible subida del dólar no está provocando quiebras.
2. Las fuertes cantidades de reservas (US$370bn) garantizan el pago de la deuda externa. De ahí la paciencia (hasta hoy) de los inversores internacionales para con Brasil.
3. La velocidad con la que se ha ajustado el tipo de cambio (el REER está un -29% respecto el promedio de 27 años) ha hecho que la balanza exterior (current account) mejore de los -100bn usd a los -40bn probables en 2016. Y la balanza comercial está ya en un record positivo de US$ +16bn. Muchas veces, la recuperación viene por fuera.
4. A pesar de que la tasa de paro se ha deteriorado (del 6.8% al 8.9%), el mercado laboral ha resistido relativamente bien. El paro ha venido por aumento en el ratio de participación (lo que significa que el empleo apenas ha mostrado un deterioro (-0.2% en el año). No obstante, creo que es inevitable ver una pérdida de empleo en 2016 (del 1.5% mínimo), lo que nos dejará la tasa de paro en el 12% (desde el 8.9% actual).
5. La inflación, a pesar de haberse disparado en 2015, viene por dos factores temporales: el aumento de los precios regulados (fin de subsidios), y por la fuerte depreciación de la divisa (que debiera
estabilizarse). La expectativa de inflación de los agentes privados y públicos permanece bien anclada para el futuro (entre el 6.5% y el 7% para 2016). Y Tombini (BC) ha enviado las señales necesarias al mercado. El modo hawkish del Banco Central (maniendo los tipos en un increíble 14.25% a pesar de la que está cayendo en el país), supone una señal muy fuerte de hasta qué punto están dispuestos a poner la inflación bajo sus riendas.
6. La decisión de la comisión mixta del presupuesto de establecer un objetivo de superávit del +0.5% en 2016 es un inicio de algo bueno. Escaso, pero algo bueno. ¡Un principio!
7. La propia regulación de las finanzas públicas brasilera es muy estricta, y eso puede ser muy positivo como garantía de que no tendremos sorpresas negativas en el cumplimiento del presupuesto, pues tiene rango de ley. El incumplimiento de la ley del presupuesto puede hacer que te echen a patadas del Planalto (gobierno). El impeachment actual a Dilma descansa precisamente sobre la acusación de que incumplió el presupuesto 2014 y 2015, desplazando partidas de gasto en el tiempo (las famosas “pedaladas”). Es tan estricta la ley de las finanzas públicas que cada gasto debe ser justificado con una luminosidad pasmosa y no debe exceder lo presupuestado. Tanto es así que, en la cumbre sobre el clima en Paris, la delegación brasileña(configurada por cuatro personas) llegó a tener problemas para esclarecer de qué partida presupuestaria se debían sacar los fondos para costear su estancia. Menos mal que pudieron quedarse, pues Brasil (y esto es muy positivo), ha sido uno de los dos verdaderos impulsores de un compromiso en la cumbre. Fue el único país del mundo que presentó un objetivo concreto de reducción de gases para sí mismo. Obama llamó personalmente a Dilma para agradecerle su compromiso y el ejemplo dado. Es justo reconocer, desde aquí también, nuestro agradecimiento a Brasil en un tema que nos compete a todos. Gracias.
Dicho todo esto, y si de verdad hemos empezado en serio con un presupuesto 2016 planteando un superávit del +0.5% del PIB; y le siguen otros presupuestos con superávits primarios crecientes, Brasil podrá ver reducido, por fin, su monstruoso coste de financiación en el mercado, y de esta manera evitar la quiebra. Pero si la clase política mantiene secuestrado al país, sin votar leyes clave como la del CPMF (impuesto al cheque) para abortar la espiral de déficit y deuda, entonces, seguirán corriendo a pasos de gigante hacia el default. Un default que hoy, está mas cerca de lo que muchos piensan. ¿Correrán o pensarán? Esa es la (difícil) cuestión. El factor político sigue siendo el más determinante. Así que Brasil es hoy un tema político, y al mismo tiempo, vergonzoso, en donde se juega al “cuanto peor mejor” (ya lo dije antes). El problema que hoy veo es que ninguno de los tres grandes partidos tiene un incentivo (más allá del interés partidista) para apoyar una respuesta rápida y coordinada a la crisis. El PT (de Dilma) quiere maximizar las aspiraciones de Lula para las elecciones de 2018, y eso pasa por NO acometer los ajustes necesarios. Les gustaría solucionar esto con medidas “suaves” que muestren un “cierto” compromiso con la disciplina (para que las agencias no le corten el rating), y como no, siempre apuntando a subidas de impuestos (Nunca a recortes en gasto. Nunca pinchando la burbuja política). Así será imposible. No habrá consenso en el congreso. El PSDB quiere anular a Lula como candidato para el 2018. Para ello, ningún apoyo al PT en el congreso. Siempre podrán culpar a la mala gestión del partido gobernante (que es el de Dilma y Lula). La parálisis está servida y acentúa la crisis. El PMDB (un grupo de profesionales de la política que nunca presentan candidato a la presidencia pero que tienen el mayor número de escaños, con los que mercadean después) ha estado flirteando con el gobierno dando algunos apoyos (a cambio de ministerios), pero en la medida que el PT se hunda, abandonará sus apoyos y las reformas quedarán en nada. No. No veo ningún signo de que la recesión haya tocado fondo en Brasil. Por consiguiente, el nerviosismo seguirá presente entre los inversores y las propias gentes del país. Olvídense de un rally del real brasileño, o del bono de gobierno. La bolsa es más impredecible, pues los inversores de bolsa también lo son.
Lo único positivo de todo esto es que si uno sabe como se ha llegado hasta aquí, también sabe como salir (me lo enseñaron los hermanos Grimm). ¿Sabrán salir? Depende de la capacidad de errar de los brasileños. De su capacidad de asumir más dolor. Depende de ellos. Algo que, siendo bueno, en esta ocasión puede que no lo sea tanto, visto lo visto.
Saludos
Álex Fusté
Economista jefe