A corto plazo, salvo sorpresa, la posibilidad de que el Ibex 35 supere y mantenga los 10.000 puntos tras un Rally de Navidad, está lejos. A medio plazo las próximas semanas, por situación política, pueden determinar la tendencia de gran parte del año.

Después de un triste 2015, en que casi todos los pronósticos han pecado de optimistas, empieza un 2016, en que la mayoría de previsiones apuntan a un mercado lateral, con poco potencial alcista. La debilidad del crecimiento económico en Europa y USA, el frenazo de los emergentes, con China a la cabeza, y las caídas de las commodities con el petróleo a niveles de hace once años y con pocas posibilidades de repunte, hace que solo le queden a las Bolsas los políticas expansivas de sus bancos centrales. Pero esos estímulos sirven para impedir grandes caídas, pero son incapaces de impulsarlos sostenidamente. A estos problemas se suma en España, sobre todo en el corto y medio plazo el riesgo político. Las Bolsas ya habían descontado la subida de los partidos emergentes, pero Podemos ha superado las expectativas, y Ciudadanos ha decepcionado, lo que abre un largo periodo de inestabilidad política y la posibilidad de la formación de un Gobierno que anule las reformas económicas de los últimos años.

El Ibex 35 ha caído por debajo de los 10.000 puntos, en el peor año de la Bolsa española desde 2011, y ha entrado en la banda de soporte comprendida entre esos 10.000 puntos y los mínimos de septiembre en los 9.321 puntos. Al no vislumbrarse un acuerdo que conduzca a un gobierno estable, la incertidumbre podría prolongarse, y los mínimos de septiembre es el soporte que no se debería perder. Ahora, salvo sorpresa, recuperar los 10.000 puntos está más lejos.