Veo a muchos liberales alegrarse por que Suiza vaya a celebrar un referéndum para prohibir la reserva fraccionaria. Veamos: el coeficiente de caja del 100% puede darse o con patrón oro o con moneda fiat. Un liberal, como mucho, podría alegrarse por el primero: el segundo es sólo una seminacionalización de la actividad bancaria como luego expondré.
Por tanto, ¿sería beneficioso un coeficiente de caja del 100% con patrón oro? No, por dos motivos básicos:
1. Primero, sería muy caro. Alrededor del 2-3% del PIB anual, esto es, aproximadamente la mitad de lo que cuesta el sistema educativo estatal. Un patrón oro con reserva fraccionaria apenas costaría el 0,05%.
2. Segundo, sería un sistema incapaz de readaptarse a las fluctuaciones de la demanda de dinero. Si por cualquier motivo la demanda de dinero aumenta súbitamente (cosa que puede suceder incluso por motivos estacionales), habrá una tendencia hacia una deflación generalizada de precios que será distorsionadora de los patrones de producción a menos que todos los precios desciendan equiproporcionalmente. Una reducción equiproporcional de los precios es tremendamente complicada y, además, innecesariamente costosa, de modo que será casi inevitable que aparezcan recursos ociosos (escenario keynesiano).
El sistema financiero tiende a evitar el escenario 2. gracias a su capacidad para crear sustitutos monetarios que satisfagan la demanda de dinero: se evita así la deflación asincrónica y sus problemas. La mayoría de defensores del coeficiente de caja del 100% con patrón oro se contentan con negar que el punto 2 sea un problema (y ciertamente no lo sería en el escenario nada realista de flexibilidad absoluta de todos los precios). En cambio, la mayoría de defensores del coeficiente de caja del 100% con moneda fiat son conscientes de que el escenario 2 sí es un problema: pero su alternativa es que, en lugar de que sea el sistema financiero quien cree sustituto monetario, sea el banco central público quien incremente la oferta de moneda fiat cuando se produzca un incremento de la demanda de dinero.
Por eso decía que propuestas como la suiza, tan celebrada por muchos liberales, consisten en una seminacionalización de las actividades bancarias: se les expropia a los bancos el derecho de vender su propia deuda a la vista (ahora en forma de depósitos; antes se les prohibió en forma de billetes) y se le otorga al monopolio estatal de la bance central. Algo difícil de defender para un liberal tanto desde un punto de vista ético (prohibimos al sector privado emitir pagarés a la vista) y desde un punto de vista económico (priorizamos la gestión centralizada de las fluctuaciones de la demanda de dinero por encima de la gestión descentralizada).
Nuestro sistema financiero debe ser reparado eliminando los muchos privilegios que le ha otorgado el Estado (rescates implícitos y explícitos a su iliquidez e insolvencia), pero la supresión de la (mal llamada) reserva fraccionaria en un entorno de moneda fiat no es, desde luego, la solución. De hecho, es la solución propuesta por economistas tan poco liberales como muchos postkeynesianos y la Escuela de Chicago años 40-60.