El petróleo está dando un respiro a los mercados bursátiles desde el pasado 12 de febrero, pero conviene tener presente una serie de cuestiones, tanto técnicas como macroeconómicas.
Factores y sinergias continúan trayendo en jaque al oro negro. La desaceleración de la economía de China, la producción de hidrocarburos no convencionales por parte de Estados Unidos, el nuevo rol asumido por Arabia Saudí. Todo ello ha lleva a que exista un excedente de petróleo y el consiguiente hundimiento del precio.
La última crisis data del año 2008 con el tema de Lehman Brothers cuando el barril de Brent (el de referencia en Europa) llegó a perder la cota de los 37 dólares. En la década de los años 80, el precio llegó a hundirse más de un 65% y tuvieron que pasar dos décadas antes de ver de nuevo los precios anteriores a la debacle.
Arabia Saudí, Venezuela, Qatar y Rusia se han comprometido a mantener la producción de petróleo en los niveles del pasado mes de enero. Esto implica que no se trataría de una reducción de la producción, sino que se trataría de una cierta contención. Pero como no se trata de un descenso intenso de la producción y no se cuenta con el apoyo del resto de países exportadores de crudo, no tendría, en principio, por qué afectar o tener una determinada incidencia o repercusión en el precio del barril de petróleo.
Lo que no se puede descartar es que más adelante vayan surgiendo nuevos pactos cuya intención sea reducir la exportación y la oferta.
Irán es uno de los países que se ha desvinculado de las negociaciones, pero es que su caso es especial, entre otras razones porque tras la eliminación de las sanciones y su acuerdo con Estados Unidos, ha logrado aumentar sustancialmente su producción de petróleo.
La intención es lograr el mayor consenso posible con el resto de países para que se adhieran a las negociaciones, de hecho en el próximo mes de junio habrá una reunión con Irak y con la propia Irán.
Pero realmente lo del crudo se veía venir, si bien es cierto que no con la intensidad vigente. El pasado mes de octubre les comenté que el ritmo de la desaceleración de la demanda unido a la llegada de petróleo iraní podría mantener el actual sobreabastecimiento del crudo en el año 2016, lo que implicaría que tendría difícil cambiar la actual tendencia, que llegarían millones de barriles de crudo iraní tras el acuerdo nuclear alcanzado y este hecho aumentaría el exceso que ya existe por la mayor producción de Estados Unidos y de otros productores. De esta manera, el escenario que tendríamos en el 2016 sería el de un petróleo bajista.
Por el momento el guión se va cumpliendo y no hay visos de que el escenario se vaya a revertir, al menos en el corto plazo. Sí es cierto que en el segundo semestre del año podríamos tener un mejor comportamiento que en el primero.
Veamos técnicamente hablando, algunas cuestiones a tener en cuenta del futuro petróleo (NYMEX):