Podemos ha exigido al PSOE incrementar el gasto público durante esta legislatura en 96.000 millones de euros más de lo que ya está previsto hacerlo. La cifra no es realista: equivale a todo cuanto hoy gastamos en pensiones de jubilación y de viudedad. Y si con nuestro presupuesto actual ya acumulamos un déficit de 50.000 millones de euros, ¿cómo disparar los gastos en otros casi 100.000 millones? Pues, claro está, con muchísimos más impuestos.
La formación morada no tiene reparos en proponer una brutal subida tributaria que, según nos prometen, “sólo afectará a los más ricos”. Al parecer, son muchos los votantes predispuestos a creer que, apenas apretándoles un poco las clavijas a los ricos, lograríamos amasar unos volúmenes tan ingentes de recaudación tributaria como para volver a nadar en la más absoluta de las prodigalidades presupuestarias. Los de Pablo Iglesias, de hecho, ya han especificado qué entienden por “los más ricos”: concretamente, todos aquellos trabajadores con ingresos superiores a 60.000 euros anuales. Dejando de lado la notable devaluación léxica a la que hemos sometido en España al superlativo de “los más ricos”, lo cierto es que, con esta argucia, Podemos ha logrado trasladar el mensaje de que cualquier persona que rechace su irreal incremento del gasto público de 96.000 millones de euros es porque ingresa más de 60.000 euros anuales y se niega insolidariamente a pagar más impuestos. Al parecer, uno no puede oponerse al sablazo tributario a las rentas más altas porque robar esté mal o porque las consecuencias económicas adversas de hacerlo superen a cualesquiera positivas que quepa imputarle a la medida. No: todo aquel que se oponga al plan podemita es necesariamente por interés personal.
Mas, aun cuando aceptáramos esta última premisa, no se llamen a engaño: es del todo falso que la brutal subida de impuestos a la que nos abocan las dispendiosas promesas de Podemos vaya a ser soportadas en solitario, o en su mayor parte, por las rentas de más de 60.000 euros anuales. Lean, si no, la estimación que efectúa el propio Podemos al respecto: “El aumento de recaudación —suponiendo que no cambian las cantidades declaradas al subir el tipo— sería de unos 2.000 millones, un 0,2% del PIB”. Es decir, la subida de impuestos a las rentas superiores a 60.000 euros financiará sólo 2.000 de los 96.000 millones de nuevo gasto público: y eso, siempre que no caiga la recaudación al subir impuestos. Lo dicho: las rentas altas son el cebo, usted la auténtica víctima.