Actualmente los mercados temen que una recesión en las economías emergentes pueda provocar un contagio en la economía mundial. El peso de estos países en el crecimiento mundial sigue ganando terreno. En la tabla que se muestra a continuación, se puede observar como solo China proporciona el 18% del crecimiento total que hay en el mundo.
Fuente: CaixaBank Research.
Las turbulencias en los mercados tienen su principal punto de mira en China debido a su alto volumen de deuda privada. Las autoridades monetarias, ante la caída de las economías Occidentales en el 2007, incentivaron la demanda interna para continuar con el fuerte crecimiento. Todo ello ha propiciado que la deuda privada se sitúe cerca del 200% del PIB, superando así los niveles de los países desarrollados. En el gráfico de la derecha se puede apreciar el fuerte crecimiento vivido entre 2009 y 2015. Asimismo, el número de préstamos que están dando los bancos en China se ha disparado a niveles nunca vistos anteriormente. De todo esto, se desprende un escenario de precaución y vigilancia en los próximos trimestres.
Siguiendo con la economía China, el B.C.Chino, para salvaguardar el sistema financiero, flexibiliza notablemente la política monetaria mientras aguanta el mercado con el gran colchón de reservas que posee y devalúa el yuan para ganar competitividad.
A pesar de esta desaceleración en la economía china, el gran crecimiento experimentado en los últimos años le ha permitido una importante acumulación de capital que, a su vez, le permite seguir teniendo más de una cuarta parte de la totalidad de las reservas internacionales de moneda, lo que le proporciona una gran flexibilidad. En el lado negativo, cabe destacar que estas reservas han caído a un ritmo acelerado desde el máximo alcanzado de 4.000 billones de dólares en 2014, y se encuentran actualmente en niveles de 2012. Además, la deuda pública se ha acelerado y su creciente déficit, sumado a la desaceleración en el crecimiento, hará que esta deuda continúe aumentando en los próximos años.
Sin embargo, hay que ser conscientes de que China difícilmente podrá mantener en los próximos años el ritmo de avance de los últimos años. Es más, se espera que el crecimiento se vaya normalizando a tasas similares a las que registran las economías occidentales. Un dato significativo es la fuerte desaceleración del comercio, indicador que muestra muy bien el parón de producción que padece el mundo. En este sentido, se identifican varios indicadores que muestran un cansancio latente en la economía china. No obstante, de momento podría describirse un escenario de aterrizaje suave, aunque las proyecciones de cara los próximos años marcan un empeoramiento notable de la economía china debido a los desequilibrios que padece la misma (alto endeudamiento privado, envejecimiento de la población con el problema añadido del hijo único y fuerte desregulación financiera que invita, si más no, a la prudencia).
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Damiá Rey - Profesor de Teoría Económica UB
Antonio Ramos Albareda - Analista de 3MBOLSA