Ya está decidido: a final de año no se prorrogará la línea de crédito europea abierta para la banca española. Esto no significa que tengamos que devolver los más de 40 bn.EUR ya concedidos al FROB, pagables en 15 años. Tampoco supone que la Troika dejará de valorar la evolución del escenario económico/financiero español. Pero, estos análisis serán más espaciados en el tiempo. Además, la mera finalización de la línea de crédito ya supone una certificación de que la banca española ha recuperado credibilidad. Y sin duda es un aplauso implícito a las medidas y reformas aprobadas por el Gobierno.
Dicho todo lo anterior, también hay riesgos que debemos contemplar en la decisión. De hecho, riesgos que pueden retroalimentarse con el tiempo. La Comisión Europea los detallaba en el último análisis publicado sobre el sector:
Y volver a empezar. Debilidad de crédito, debilidad económica y al final amenazas para el balance de la banca. Además, de la dependencia de la solvencia soberana si consideramos el creciente peso de la deuda pública en su activo. Recuerden que la Crisis del Euro está lejos de haber finalizado, aunque es evidente que un potencial futuro foco de tensión no estaría en España. Pero, ¿eso importa en un contexto de unión monetaria en que cualquier riesgo puede convertirse en sistémico para el área?