Al rally de las bolsas que se inició el pasado marzo de 2009 ha sido denominado como el “más odiado de la historia”. El motivo es porque en toda esta subida la participación de los inversores particulares y de muchos profesionales ha sido escasa. No se han beneficiado en gran parte de una de las tendencias alcistas más largas y pronunciadas de todos los tiempos.
Pero si los particulares y los profesionales no han comprado demasiado, ¿quién ha impulsado los mercados? En diferentes artículos hemos señalado que la compra de acciones propias ha sido el principal factor alcista. Ahora bien, algo está empezando a cambiar.
El analista Wolf Richter muestra unos interesantes datos del mercado estadounidense que podemos poner como ejemplo representativo de los mercados de valores desarrollados. Veamos:
Durante el periodo de noviembre a enero 378 compañías del S&P 500 han comprado acciones propias. El total de recompras ha subido un 5,2% de hace un año hasta 136.600 millones de dólares. En los últimos 12 meses el total comprado ha sido de 568.900 millones de dólares.
Es una enorme cantidad de dinero inyectada al mercado. La siguiente tabla muestra las 10 mayores recompras de acciones en EE.UU. junto con la evolución de sus acciones en el mismo periodo.
Lo más interesante es precisamente la evolución de los títulos de las compañías que han recomprado acciones. Vemos que a excepción de Microsoft y AbbVie, el resto ha registrado rentabilidades negativas.
El siguiente gráfico muestra la recompra de acciones en los últimos 12 meses (barras azules) comparadas con las ventas de las compañías que forman el S&P 500 (barras verdes). Así, la recompra de acciones como porcentaje de ingresos ha subido desde el 30% en 2009 al 68,1% en 2015.
Lo que muestra estos datos de Richter es que las empresas han seguido aumentando la compra de sus propias acciones a pesar que tanto los ingresos como los flujos libres de caja estaban disminuyendo. Esto lo hacían para mantener el precio de sus acciones, históricamente sobrevaloradas. Ahora bien, en los últimos meses esto ya no está funcionando. Los inversores han incrementado la presión vendedora sobre estas compañías pues se han dado cuenta que no es saludable que la subida en sus acciones se base casi en exclusiva a la recompra de títulos, en gran parte financiada con capital ajeno.