2016 empezó a toda velocidad. Correcciones muy significativas hasta principios de febrero y fuerte apreciación (si bien selectiva) hasta mediados de marzo.
Los riesgos a los que nos enfrentamos no son baladíes: fuerte desaceleración industrial en China, desaceleración en países desarrollados, tires negativas en Europa, elevada presión sobre los bancos europeos, riesgo de deflación a pesar de las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales, fuerte revisión a la baja de los beneficios esperados, quiebras de empresas relacionadas con las materias primas debido a la fortísima caída del precio de las materias primas, estrés de las cuentas públicas de los países exportadores de materias primas (fundamentalmente emergentes) y elevado escepticismo en el resultado de los programas de QE para reactivar la economía mundial, entre otros.
Pero los riesgos son los que nos “regalan” las oportunidades de inversión que vimos a finales de enero o principios de febrero, y que es probable que nos vuelvan a dispensar a lo largo de 2016.
Si miramos el mercado con cierta distancia y nos fijamos en las valoraciones no solo de las bolsas, sino de la renta fija también, nos podemos encontrar con oportunidades de inversión muy atractivas en un mundo con poca rentabilidad esperada por lo bajo de los tipos de interés en el actual ciclo.
La elevada volatilidad que compareció en 2015, sigue instaurada en 2016 sin visos de que se reduzca. Esta volatilidad, generada por los riesgos descritos en el segundo párrafo, nos generó un atractivo punto de entrada en bolsa y renta fija a mediados de octubre de 2015 y a principios de 2016. En mi opinión, no hay que descartar la vuelta del nerviosismo de los inversores en algún momento del año, pero lejos de preocuparnos, debemos analizarlo como nuevas oportunidades de comprar buenos activos (en renta variable o en renta fija), con rentabilidades esperadas atractivas o un margen de seguridad elevado.
Como gestor de renta variable, en mi opinión, cotizaciones del Ibex 35 o el Euro Stoxx 50 por debajo de los 8.000 y 2.700 respectivamente, nos vuelven a dar la oportunidad de adquirir la renta variable europea y española por debajo de los 12x beneficios, cercanas al 5% de rentabilidad por dividendo y próximas al valor contable de sus activos, bandas de valoración que históricamente han sido buenos puntos para maximizar la rentabilidad del ahorrador e inversor. La clave, como titulo en este artículo, es traducir riesgos en oportunidades.
Blogs Cinco Días