A corto plazo el volumen de negocio se mantiene inusualmente bajo, señal de indecisión. A medio plazo no logran terminarse de completar con éxito figuras alcistas muy importantes.
Ha pasado una Semana Santa, en la que a sus habituales bajos volúmenes de negocio, alta volatilidad y falta de tendencia clara, se ha sumado el impacto de los atentados de Bruselas. Habitualmente, pasado el impacto inicial, los actos terroristas no tienen consecuencias a largo plazo, y esta vez no es diferente. Las Bolsas han vuelto a su situación indefinida, en la que la política monetaria expansiva de los bancos centrales sienta las bases para lanzarlas a un nuevo mercado alcista, pero en la que sigue faltando lo básico: que los beneficios empresariales crezcan con claridad. En España, a esta situación se suma la situación política, sin gobierno a la vista, lo que está empezando a afectar a los mercados financieros. Se descontaba un gobierno del PSOE y C’s con la abstención de Podemos, pero ahora ya no se descarta la posibilidad de un gobierno de izquierdas, PSOE-Podemos con la abstención de los grupos minoritarios, lo que sería negativo para las Bolsas. De momento, aún se desestima la celebración de nuevas elecciones.
El Ibex 35 sigue sin poder superar los 9.000 puntos, donde le sacan mucho papel. Presiona la media móvil de las últimas 70 sesiones como primer soporte y mantiene una tendencia lateral-bajista dentro del lateral que empezó hace un mes, con los 8.650-8.700 puntos de soporte y los 9.250 puntos, antiguo soporte que funcionó desde octubre de 2013, como resistencia. El volumen de negocio se mantiene inusualmente bajo, señal de indecisión.