Igual que los surfistas estudian las olas antes de entrar con la tabla, los inversores, antes de lanzarnos a hacer cualquier tipo de inversión debemos estudiarla. Solo conociendo sus ventajas e inconvenientes, podremos saber si ésta se adecua a nuestras necesidades como inversores.
La inversión en startups tiene una serie de ventajas frente a otros mercados maduros como el de renta fija y renta variable:
- Nos permite la participación en proyectos en los que de otra forma no entraríamos, ya sea de modo altruista a través del crowdfunding de recompensa o del crowdequity (crowdfunding de inversión) . Si hablamos de plataformas de recompensa, Verkami es una de las más utilizadas con más de 3.800 proyectos financiados. El 40% de los perfiles que acuden a ella son artistas y creadores profesionales o amateurs y la utilizan como primera opción de financiación: cortometrajes, libros, música, juegos…Todo tiene cabida en esta plataforma.
- Diferentes son las plataformas de crowdequity como Crowdcube, Inverem, The Crowd Angel por citar algunas, que realizan un exhaustivo proceso de análisis y valoración de empresas (due-diligence) antes de presentar los proyectos en sus plataformas. En este caso los inversores obtienen una participación en los beneficios de la empresa. El análisis previo realizado por estas plataformas da confianza y seguridad al inversor, pero esta misma tranquilidad y el dejar de conocer determinados proyectos nos pueden hacer perder oportunidades de inversión. Citando palabras de Manuel Fuertes: “invertimos en grandes personas porque los proyectos suelen estar verdes en su inicio”.
- Inversión en las etapas recientes de una empresa. La inversión en startups nos permite acompañar a la empresa desde su etapa semilla o seed, es decir, desde el inicio y durante el crecimiento. Los primeros años de cualquier proyecto empresarial suelen ser deficitarios, lo cual implica tener que esperar hasta la obtención de beneficios. La buena noticia es que comenzaremos a participar de las ganancias desde el primer momento.
- La proliferación de startups durante los últimos años ha hecho que este mercado se haya regulado a través de la Ley de Fomento de Financiación Empresarial que establece, entre otras medidas, la supervisión por parte de la CNMV de las plataformas de crowdequity, la clasificación de inversores (acreditados y no acreditados) el máximo capital que pueden invertir inversores no acreditados (3.000 € por proyecto y 10.000 € en el conjunto de plataformas en un período de 12 meses) y el porcentaje máximo que puede obtenerse a través de campañas de crowdfunding. Es una ley proteccionista para el inversor y que corta las alas a la financiación, pero al menos el primer paso ya está dado. Esperemos que su regulación vaya modificándose de acuerdo con las necesidades del mercado.
- Para el final dejamos la mejor parte: las ventajas fiscales. La regulación ha favorecido la inversión en estas empresas con incentivos fiscales estatales y autonómicos, que pueden alcanzar hasta un 50% de la inversión (dependiendo de la comunidad autónoma) y que se deducen directamente de la cuota que se pagará de IRPF. La deducción se limita a 10.000 € al año por contribuyente, pudiendo ampliarse al añadir las deducciones autonómicas.
Hemos visto a lo largo de este artículo como algunas de las ventajas pueden convertirse en inconvenientes en determinados momentos. Como información para el futuro inversor, me gustaría también destacar sus riesgos:
- No hay garantía de éxito ni de capital: en la inversión en startups, aunque nos hablen de retornos no se garantizan ni la rentabilidad futura, ni el capital invertido. Este es un detalle que hay que tener en cuenta para los inversores más conservadores.
- Falta de liquidez en las inversiones: cuando hablamos de liquidez nos referimos a la facilidad de venta de las participaciones adquiridas. A mayor éxito de la empresa, mayor será el número de inversores que acudan a esa startup y más fácil resultará la venta de participaciones. No ocurrirá lo mismo en aquellas de crecimiento más lento, aunque puedan obtenerse mayores beneficios a medio-largo plazo.
- Ausencia de dividendos: al tratarse de empresas de reciente creación, los beneficios se suelen reinvertir en la startup y el retorno a los accionistas se realiza a medio plazo, sin tener esta la obligación de repartir dividendos.
Desde hace unos años fondos de Venture Capital (capital riesgo) y grandes entidades financieras están apostando por startups entre sus inversiones como una forma de maximizar la rentabilidad a corto plazo. ¿Por qué no lo vamos a hacer los pequeños inversores? Como hablábamos al principio, siempre estudiando primero la empresa y utilizando una pequeña parte del capital.